lunes, 21 de marzo de 2011

Días que saben a angustia (uno)

Martes. - No puedo extrañarte, porque ya no te reconozco. Has cambiado tanto, que no puedo defenderte ya. Y sí, de defensa hablo, por tu proceder reciente... tan vacío de lo que solías ser... tan... común... tan diferente de las metas que pretendías alcanzar... Como si en lugar de avanzar, corrieras hacia atrás. Y así te alejaste de mí... como si huyeras de un esbozo de frágil o incipiente estabilidad... Sin importarte nada, hiciste añicos al correr, todo lo construido en tanto tiempo... que aunque pareciera poco, fue mucho para los dos.
Quisiera saber si algún día entenderás lo perdido, lo destruido, lo que pudo haber sido... Si algún día volverás a buscar, como en una caja de artículos perdidos, lo que alguna vez tuvimos...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Días que parecen una película (uno)

Miércoles. - Ella estaba triste, alrededor de las cinco de la tarde, Isobel tocó el timbre de su casa del modo acostumbrado. Tomando unos mates, Olivia le contó quer había pasado, Isobel sólo le repetía la vida no es una obra de teatro. Olivia se rió, y le dijo que en realidad, parecía una película, y que le encantaría saber si el director y el guionista eran buenos o no, como para intuir el final.
Mirá, la película sería más o menos así: "Ellos", se distanciaron un tiempo, ambos están tristes pero insisten en no hablarse durante algún tiempo. Pasada una semana, Ella, distraída, cruzando la calle, tiene un accidente y terminan ingresándola a cirugía de urgencia. Todo sale bien, y le pide a su familia y amigos que no le digan ni comenten nada a Él, no lo entienden, pero lo cumplen. A los dos días, Ella empeora, hay algo que se soltó o que no salió bien o que simplemente dejó de funcionar.
Ahora Ella está conectada a un tubo que la ayuda a respirar, y las esperanzas de salir de allí pronto, se han visto ampliamente reducidas. Nadie se acuerda de Él.
Una semana más tarde, Él se encuentra en la calle con la mejor amiga de Ella, y la ve preocupada y nerviosa y dubitativa, se tienta y le pregunta por Ella, entonces, la amiga se quiebra y entre lágrimas le cuenta todo lo que pasó y que los médicos no dan la más puta esperanza. En ese momento, la imagen se congela en un primer plano de la expresión del rostro de Él, una expresión de desolación, de qué pelotudo que soy, estuve todo este tiempo escapando de pasar tiempo con Ella, y ahora es posible que nunca más vaya a pasar tiempo con Ella.
Después de ese plano, Él finalmente reacciona y le pregunta donde está y se lo puede ver salir corriendo en dirección a donde está Ella.
Cuando llega a la habitación, encuentra a su familia, y ellos entienden que Él acaba de enterarse y lo dejan solo en la habitación.
Él no puede creer verla así... ahí... tan pálida... tan vulnerable... tan... ausente... Sólo atina a acariciar su rostro suavemente como si sintiera que fuera a romperse... Aún no puede articular palabra... le toma la mano... y disculpáme, fui un estúpido, no puedo creer que en todo este tiempo haya podido estar sin vos, no puedo creer que ahora no pueda mirarte a los ojos, no pueda besarte, no pueda hablar con vos, sentir tu voz, sentir tu risa, tu sonrisa... le sale todo como amontonado... no puedo creer que no pueda decirte que... que te amo... que te amo y que todo este tiempo te he amado y que fui tan cobarde que no me animaba a demostrártelo... y ahora es tarde... Entonces Él se quiebra, y llora desesperado, aferrado a su mano y pidiéndole por favor que depierte, que abra sus ojos, que todo iba a estar bien... que no lo deje solo... que no iba a poder vivir sin Ella... En ese momento, entran algunos amigos de Él para intentar consolarlo.
Al cabo de un instante, inexplicablemente, uno de los chicos le muestra a otro un movimiento, un movimiento de Ella, un movimiento de párpados y un dedo, y las lágrimas se quedan de golpe amontonadas en los lagrimales, sin caer. Una tía busca al médico y Él se avalanza sobre Ella tomándola de la mano, y nuevamente sin poder creer. Ella quiere hablar, pero primero le sacan el respirador, y entonces que me acabo de despertar en mi velorio? Ante la ocurrencia, algunos logran reir, aliviados de que su sentido del humor sea el mismo de siempre.
Estable, dice el médico tan sorprendido como confundido. Él pasará esa noche con ella, así el resto pueda descansar. Entonces aquí es donde nos damos cuenta si el director y el guionista son malísimos o no: si son malísimos, Ella seguirá estable, y te mostrarán que sale de la internación acompañada por Él, y después te adelantan seis meses, y te muestran breves imágenes del casamiento y la mudanza y te dan a entender que Ella quedó embarazada, y durante el paso del cast, te van mostrando lo felices que son juntos, y probablemente tengan mellisos. En cambio, si son buenos, esa noche, Ellos hablan y todo está bien, y hacen planes y se rien y son dos enamorados melosos, y cuando Ella está muy cansada, se dan un beso, y se duerme. Alrededor de las cuatro cincuenta y tres de la madrugada, Él la observa dormir, y se acerca a Ella, para taparla mejor y al darle un beso en la frente, se da cuenta de que está helada, intenta despertarla pero no lo hacerlo, se asusta y llama al médico, intentan resusitarla, pero no hay nada que puedan hacer. Y la película termina, con un plano de Él, hablando por celular a la familia de Ella, algo pasó con sus pulmones.

jueves, 29 de julio de 2010

Días de luz de vela (uno)


(uno) Jueves. - Te prometo el día de mis mañanas, y las noches de mis lunas. Te prometo mis labios ansiosos de besos. Te prometo mis manos. Te prometo algunos mensajes, de esos que te distraen. Te prometo lemon pie de vez en cuando al mes. Te prometo los colores, y el blanco. Te prometo risas y ocurrencias. Te prometo algo de misterio y películas de terror. Te prometo retarte cuando no me pasas un mate. Te prometo estar sensible cuando me está por venir. Te prometo acostarnos juntos todas las noches, y amanecer abrazados. Te prometo apoyo al perseguir tus sueños e ideales. Te prometo bajarte a tierra cuando se te ocurran locuras. Te prometo olvidarme siempre del cinturón de seguridad. Te prometo segundos, minutos, horas, días, semanas, meses… años. Te prometo comidas ricas, y cuidarme al salpimentar. Te prometo querer algo dulce antes de ir a dormir. Te prometo la bufanda. Te prometo mirar siempre más allá de tus ojos. Te prometo sonrojarme cuando digas esas cosas que vos sabés. Te prometo bromas tontas, y un poco de doble sentido. Te prometo amor, y sólo un poquito de cursilería. Te prometo un par de escenitas de celos que nos permitan la reconciliación pertinente. Te prometo querer bailar en las fiestas hasta que me duelan los pies. Te prometo el protagonismo en mis sueños, y no asociar ni condensación ni desplazamiento. Te prometo caminar a tu lado el camino. Te prometo cuidarte. Te prometo quedarme a tu lado aún cuando la cosa ande difícil. Te prometo, hoy, lo que soy...

Días en verso (dos)

Lunes. -
Ni siquiera puedo renegar
de tu muy reseco actuar
cuando pasas de renglón
en una ventana de conversación.

Y si por alguna casualidad
algún comentario dulce se te escapa
rápido das vuelta la tapa
y sin descuido retomas tu sequedad.

Lo grave es que a veces
no te acuerdas de volver
y te quedas abrazado a mi
susurrando dulzuras a mi oído.

Es entonces cuando pierdo cordura
y me entrego a la locura
y sin queja alguna
me entrego oportuna.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Días como respuestas (uno)

Domingo. - Acababan de llegar de bailar… Olivia y Camila estaban comentando algunos acontecimientos divertidos de la noche, mientras se cambiaban y se limpiaban el maquillaje… Entre esos comentarios Camila retaba a Olivia por no haber querido darle el número de su celular a un chico – que no causaba tanto daño a la vista – y que ni siquiera había accedido a bailar con él… Olivia respondía con excusas graciosas referidas a su nombre y demás. Ante las insistencias de Camila con respecto a Mauricio y su necesidad de buscar una suerte de “respaldo”, quiso evitar más comentarios… y sólo dio lugar a muchos más al decir: “cómo le voy a dar mi número… no se lo di porque amo a mi novio y punto”.

Días que son como cien años de soledad (uno)

Sábado. - La verdad, es que estaba triste, estaba experimentando un verbo que no había experimentado antes al parecer… o por lo menos no así: extrañar.
Le resultaba un verbo extraño, un poco huraño, y sólo por eso ya no le estaba gustando demasiado…Sí lo había experimentado antes, pero no de tal manera… y no le gustaba… Se sentía desganada, quería hablar con él, y estar con él más que nunca… Si bien era posible que esa sensación se haya intensificado con la imposibilidad –geográfica – de verlo, aún así quería verlo y estar con él, etc.
En ese momento, se dio cuenta de un pequeño detalle, desde que había abierto sus ojos, no había pensado en muchas cosas más que en lo que tenía que rendir el lunes, Mauricio, qué harían a la noche con las chicas y… Mauricio… y este último (Mauricio), no se había tomado la molestia de mandar un triste mensaje – ni meloso ni no meloso –.
Ante este hecho, Olivia se enojó y dedicó su tiempo a estudiar lo que debía estudiar, luego se fue al ensayo que tenía esa tarde y a la noche, salió con las chicas a bailar.
Si volvió a pensar en Mauricio… y todavía lo extrañaba… pero ahora, además, estaba embolada.
Cuando se encontró con las chicas (todavía no le había mandado un mensaje), hizo su descargo mientras se vestía y se maquillaba, y se fueron a bailar con las chicas…
Aún enojada… pasada la media noche, le mandó un mensaje… cortante, malhumorado… pero aún así le mandó… y por suerte, él le contestó… (eso no evitó el embole)…
Lo que realmente le preocupaba, era que el sentir esa sensación… de extrañarlo tanto… podía llegar a decirle que, quizás… y sólo quizás… no sólo lo quiera mucho…

lunes, 5 de octubre de 2009

Días... de todos los climas (uno)

Sábado. - Olivia estaba ansiosa, esa noche lo vería de nuevo, y probablemente mucha más gente conocida se enteraría de que ellos andaban iniciando algo... aunque todavía no había nada muy definido, sabían que era el inicio de algo.
Se pasó la mañana caminando de un lado al otro, haciendo lo que tenía que hacer y pensando para sí misma que podía ponerse... un pequeño inconveniente que había surgido de forma reciente: se había enterado de que los colores que frecuentaba al vestir, no eran exactamente los colores que a él más le agradaban... Eso, era un problema.
Antes de que los chicos las pasen a buscar, estaban listas y preparadas.
Estuvieron un rato hablando y tomando algo hasta que decidieron irse a la fiesta.

La fiesta... era un bajón. No había mucha gente, no había mucha onda, ni mucho alcohol. Horrible... por lo que empezaron a pensar qué podían hacer o a dónde podían ir un rato más tarde.

Dos horas más tarde más o menos, fueron a la casa de él, ya que estaba solo por esa noche... Esto puso un poco más ansiosa a Olivia... y no sólo porque iba a conocer la casa de él...
Cuando llegaron, pusieron música, tomaron algo... después él y Olivia salieron al patio y ahí las cosas empezaron a ponerse más interesantes... de repente ya no hacía tanto frío, a pesar de la lluvia...

Los besos eran más dulces y a la vez intensos, la respiración se hacía más profunda y los corazones latían más rápido que antes. Sus manos empezaban a inquietarse y entonces los besos eran más suaves de nuevo. Volvieron a entrar, el perro ladraba mucho.
Adentro continuaron lo que habían iniciado afuera, sólo que esta vez, de una manera más horizontal y cómoda...

El ruido de la lluvia entraba desde la ventana y recostados uno al lado del otro, abrazados, mirándose en la oscuridad, recuperando el ritmo cardíaco a la normalidad.